Un David preparado para un Goliat Quien me reta?
En las tierras áridas de Israel, va bajando un muchacho mancebo a punto de desarrollarse como hombre, de hermoso parecer, fue probado entre sus altos y fornidos hermanos y ninguno diò la talla perfecta ante Dios, como David, en medio de sus danzarinas ovejas.
Todos ellos fueron preparados para guerrear eran grandes y fortachones, David fue expulsado a la parte trasera del patio de los montes y riscos para aprender a ser tierno y humilde.
Poeta y soñador, su vida se desplazó en parcial soledad
Los peligros inminentes del cuidador se verían atisbados y merodeados por enormes criaturas que salían a su encuentro para despedazar a sus inocentes ovejas y a el por ende.
Simuladamente; mientras tocaba su arpa, alabando el nombre de Dios , que hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay salmos 146:6,Fuera Oso león o fiera, todos, que venían al acecho, eran sorprendidos: por el dulce cantor de Israel, despedazándolos, sin contemplación.
El celo de David, el celo de Jehová, Dios probando a quien le daría su llave, observó el comportamiento de quien requeriría gran destreza y voluntad para ser el Rey de Israel.
No colocó sobre él una gran fuerza solo la necesaria para proteger a los suyos, el Espíritu de Jehová que venía sobre David para ejercer dominio sobre lo imposible, humano contra fiera sin más implemento que su fuerza y su poder.
Goliat enemigo Filisteo de la tierra de los filisteos, tierra de gigantes, monstruos de 24 dedos, estatura cercana a los tres metros no dejaba de ofender e incitar a la guerra al pueblo escuálido , temeroso e inseguro de Israel.
Un joven celoso como David, tan severamente celoso como el mismo Dios se enfrentaría nuevamente , a los ataques de su fiero enemigo, enemigo de los escuadrones de Jehová, de las legiones que se preparaban para la lucha , ante el improperio, las chanzas, burlas y provocaciones en su santa morada.
Los recuerdos le asaltaban al instante cuando el Espíritu de Jehová circunstancialmente le tomaba, y en lo implacable de su celo, arrebataba al oso o al león de sus fauces, del cuerpo de sus víctimas.
una oveja había sido extraída de la manada, no había tiempo que perder , sentía como sus entrañas hervían, ella, su oveja, era débil, lo necesitaba.
Sin pensarlo arremetía con fiereza con sus propias manos, una fuerza descomunal baja sobre David y con sus propias manos desgarreta la quijada de su adversario;
y si la fiera, determinaba arremeter contra el, le esperaba una muerte segura, sin titubeos, sin misericordia ante el ataque de su enemigo.
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